9/1/13

Carta a los Reyes Magos.



Queridos Reyes Magos:

Este año no es que haya sido bueno, es que no me han dejado portarme mal. Cada vez que he intentado sacar los pies del tiesto, he recibido una colleja a modo de correctivo que me ha hecho ver las estrellas. Si se me ha ocurrido alzar la voz, me han mirado de una manera que decía muy a las claras que me callase que estaba en el foro equivocado. Y yo, obediente que soy, me he callado ¿Ven como soy bueno? Al menos, obediente.

Lo de bueno me viene porque, al estar en paro, no tengo con quien ser travieso, bromista, picajoso o vacilón, tengan en cuenta que, si lo fuese conmigo mismo, sería considerado un trastornado de la leche. Además, no voy a ser ninguna de las cosas antedichas ni con mi mujer ni con mi hijo. Aunque a veces discutamos. Nuestra forma de actuar ante las crisis es: exponemos nuestros puntos de vista y, sin importar quién tiene razón, se hace lo que ella diga. Así que, con estos ejemplos, creo que queda claro que soy obediente y bueno.

Soy un tipo austero que no requiere de grandes atenciones, ni muchas necesidades, de modo que sólo voy a pedir dos o tres cosas, amén de las sorpresas que me quieran dar en forma de libros que saben que me encantan y que todos los años hacen.

La primera de las peticiones está clara, se trata de unas gafas nuevas. Las que tengo están tan rayadas que no me permiten mirar ninguna luz. Si alguna vez lo hago, veo un prisma en el que se fragmentan todos los colores del espectro y me entra un dolor de cabeza insoportable. Además, tengo un par de grietas en ambas lentes, lo que hace que vea cuádruple o quíntuple, lo que hace que el pesimismo natural que imperan en los tiempos que corren en la sociedad que nos ha tocado vivir, en mi caso, se vea multiplicado. Haciendo que esté cerca de la depresión. Por lo que, para evitar que mi visión se vea perjudicada y evitar los dolores de cabeza que se me ponen y porque se hace necesaria una nueva visión de la vida que evite tan temida enfermedad, les pido unas gafas nuevas que, como ven, me son tan necesarias.

Al estar en paro, como otras tantísimas personas en este país, les pido un trabajo que satisfaga mi necesidad de escribir y que me haga sentir realizado por ser ésta la actividad que deseo hacer con todas mis fuerzas, pero que sea remunerado, por favor. No estaría mal que otro sueldo entrase en casa. Saben que estoy casado y tengo un hijo. Con un solo sueldo en los tiempos que corren no da para mucho, la verdad.

Por último, esta vez, en lugar de que me traigan, les voy a pedir que vayan haciendo un hatillo con todos los políticos (puesto que, en lugar de ser lo mejor como antaño son lo peor de esta sociedad) junto a toda la clase dirigente y los altos cargos (que no son los más, sino los menos capacitados para la cúspide de la pirámide social que ocupan) y los envíen a la Antártida o por ahí. Si no pueden hacerlo, pediré un pasaporte en regla y un juego de maletas para un servidor y su familia con las que podamos largarnos lo más lejos posible de este país.

Siempre suyo afectísimo
 

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