1/3/13

Sólo un sueño


En esta sociedad en que vivimos se necesita una revolución. Se hace imprescindible una disgregación total de lo político con respecto a todo lo que no lo es.

Es decir, una independencia total de todas las instituciones, tengan una mayor o menor implicación social, con respecto del Estado. A mi modo de ver, el Estado no debe sufragar ninguna institución; ni dar facilidades, sean éstas fiscales o legales, a unas instituciones en detrimento de otras. De hecho, creo que el estado debe ser totalmente independiente de toda institución; sea esta la corona, la iglesia, los partidos políticos, los sindicatos o cualquier otra que se nos ocurra. Lo contrario de lo que ocurre ahora, porque la política ha infectado, cuál metástasis, todas las instituciones (por benéficas que sean) de España. Esto es lo primero que hay que erradicar.

Partiendo de la premisa de un estado absolutamente libre de toda injerencia política. Reflexionando sobre la financiación de las instituciones, he llegado a la conclusión de que mis impuestos no deben ir dedicados a ninguna que yo no quiera financiar. Así que, como se hace con la Iglesia, me gustaría que se hiciera con toda institución. Es decir, que hagamos la declaración de la renta marcando cruces determinando de este modo qué institución queremos financiar y evitando la financiación a ciegas a instituciones que no nos representan en absoluto e, incluso, algunas a las que llegamos a aborrecer, como pasa en la actualidad. Puesto que la problemática de listas cerradas no es exclusiva de las elecciones y los partidos políticos; sino que estamos financiando con nuestros impuestos instituciones, sindicatos, partidos políticos a los que no financiaríamos ni hartos de vino, que se abran esas listas. Por supuesto que la gente que esté metida en esas instituciones, sindicatos y partidos políticos tratará de convencerme de las bondades que supone su financiación.

A lo mejor, cuando se tengan que financiar con sus propios afiliados y simpatizantes, se acercarán más a la calle y se preocuparán por solucionar los problemas que nos son comunes a la mayoría de los ciudadanos, movilizándose para intentar captar a cuanta más gente, mejor. Además, a mí siempre me ha encantado ir contracorriente y desobedecer, por lo que me encantaría encontrar un modo de negarme a pagar impuestos y que los financie Rita. No en vano, mis héroes, siempre son los que, ganen o pierdan, en alguna ocasión han tenido los arrestos de desobedecer y discutir el status quo de sus sociedades.
Uno de los que más me ha llegado fue Gandhi. Ese abogado flacucho y poquita cosa, que creyeron un don nadie y logró mantener a raya a todo el imperio británico. De hecho, sus pompas fúnebres fueron dignas de los más altos dignatarios, no solo sociales o políticos sino también espirituales. Estoy convencido de que, si Gandhi viviera en la actualidad, encabezaría una marcha a las plazas de nuestros pueblos y de nuestras ciudades, o a cualquier punto en que se nos viese bien y se nos tuviera que escuchar aunque no se quisiera, y nos invitaría (como hizo él con los visados británicos de los ciudadanos hindúes) a romper los borradores de las declaraciones de la renta como acto simbólico de desobediencia a una financiación injusta.

Sonrío porque me imagino un gentío delante de, por ejemplo, el ministerio de hacienda; rompiendo pacífica y tenazmente, los borradores de sus declaraciones de la renta, negándose a financiar a tanta estúpida institución que nos sobra, que no hace más que incrementar exponencialmente el gasto, empobreciendo España. Sólo es un sueño. Sé que no se podrá hacer pero la sonrisa no me la quita nadie imaginando la cara que pondrían.

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