Que
sí, que España necesita una regeneración, no sólo política sino social y
de valores. Que estoy de acuerdo. Pero, tal como he preguntado (sin
obtener ninguna respuesta a cambio) a varios representantes políticos de
distintos partidos, alguien me puede decir ¿quién va a llevar a cabo
dicha regeneración? ¿Acaso los mismos políticos que nos han sumido en la
más absoluta devastación de valores, sociales y política?
Vale,
ya nos han demostrado que piensan que somos tontos, pero ¿también
piensan que somos gilipollas? Absténganse de contestar, por favor, que
sus respuestas pueden incitar a la violencia. Y absténganse de intentar
formar parte del cambio, regeneración y arreglo de España porque no
queremos que ustedes formen parte de ello, ni que nos representen.
No
obstante, los mayores responsables de que tanto políticos, como
banqueros, empresarios, sindicatos, patronal, casa real o quién sea
cometa todos los desmanes que les venga en gana y no suceda nada, somos
nosotros mismos. La sociedad española es una sociedad domesticada por el
poder imperante. Nos han educado en la competitividad más absoluta y,
en consecuencia, en el egoísmo más profundo.
El
problema de la educación en España no es baladí. Porque, como podemos
ver en cualquier concurso que se precie, este país está lleno de
ignorantes que, además, se regodean en su ignorancia como el cerdo en su
charco. Pero además, la educación en España se ha utilizado para, en
lugar de construir espacios comunes, crear división, rencores,
disensiones y odios entre regiones, pueblos y culturas. Somos tan bobos
que hemos utilizado la educación para el enfrentamiento entre pueblos en
lugar de para que crezca España como conjunto de distintas culturas, lo
que nos hace únicos con respecto al resto de países. Pero no, aquí
hemos ido tirando cada uno de la cuerda hacia nuestro beneficio.
Haciéndonos por ello, a cada uno de nosotros, cada vez más egoístas y
más pasotas con los problemas del de al lado. Nos da igual el problema
de los demás.
Si
estamos bien nosotros, allá películas el resto. Mientras nuestro coche,
nuestro móvil y nuestra casa sea mejor que la de el tipo de al lado,
estamos felices y tranquilos. Nos dan igual los problemas que pueda
tener el vecino porque, mientras no nos afecten, nos da igual. Anda
¿pero no era España un país solidario? Bueno, en este país se da el caso
de que somos más solidarios con los de fuera que con los de casa. Si
los andaluces, por poner un ejemplo, tienen un problema, tendemos a
decir: “anda y que se las apañen como puedan” Ahora, como veamos que el
mismo problema lo tienen en las Islas Fidji, nos desvivimos para
solucionarlo. Las envidias, los rencores y los odios viscerales creados
por un pésimo sistema de enseñanza han traído estos barros.
Hablando
de egoísmo, tengo conocidos que trabajan en Iberia y en Vodafone que,
cuando les hablaba de la situación por la que yo estoy pasando, me
miraban serios, daban consejitos huecos, una palmadita en la espalda y
se largaban con pensando: “qué guay soy” Ahora, en cambio, son los que
más despotrican, cuando han visto el problema de cerca. Uno de ellos, me
decía el otro día: Es que aquí no se hace nada. Le contesté que aquí,
mientras la miseria no llame a la puerta de nuestras casas, no ponemos
el grito en el cielo. Somos egoístas porque nos han educado para serlo.
Esta situación lleva cuatro años ¿ahora nos damos cuenta? O somos muy
tontos o unos egoístas recalcitrantes.
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