24/1/13

De hombres y búhos

Tanto autoritas como potestas son dos cualidades existentes en todo gobernante. Entendiendo la autoritas como la capacidad moral que el gobernante tiene para realizar determinadas políticas y, viendo la situación actual de putrefacción generalizada en la clase política, me lleva a pensar que, cuando en tu partido está todo podrido ¿cómo puedes erigirte en el solucionador de los problemas de los demás?
 Primero has de ser capaz de solucionar lo que tienes en tu casa. Y, puesto que la autoritas se ve dañada y va marchitándose con el paso del tiempo, por tu incapacidad para solventar el desgobierno de tu casa, únicamente te queda la potestas para seguir gobernando.

Dicha potestas, es la potestad que te dan los votantes en las urnas. De esto tiene mucho el actual gobierno, puesto que el respaldo en las elecciones fue casi unánime. Pero, también, es el eterno problema de este país. Porque aquí se vota por tradición. Mi abuelo votó a tal, mi padre también y yo no seré menos. Lo que se espera de mi en la familia es que vote “bien” De modo que la cualidad del voto de castigo o del voto de conciencia se pierde, o no existe, salvo honrosas excepciones. Y no debería ser así. El gran Alberto Moravia lo describe así: “Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado” Por lo que no debe ser un mal propiamente español. Sino algo generalizado. Pero, ya saben, mal de muchos.

Así que, cuando decimos que no nos merecemos a los políticos que tenemos, estamos errados. Realmente sí los merecemos, porque los votamos, porque favorecemos su existencia. Y, por supuesto, su corrupción. Dándoles todo el poder que podemos. Sin pedir ninguna responsabilidad. Por Dios, cómo podría, si son de los nuestros.  Parándonos, además, a ver qué hacen con el país, en lugar de tomar las riendas de la situación y dirigir nuestra vida y nuestra sociedad hacia donde queramos que vaya. Al respecto, el otro día leí una frase de mi admirado Julián Marías, que decía: “Lo que más me inquieta es que todo el mundo se pregunta ¿qué va a pasar? En lugar de ¿qué vamos a hacer?” Pues nada, Julián, me temo que esperar órdenes.

No olvidemos que España es el país del “a que te, a que te” y luego nunca pasa nada. Se amaga sin llegar a dar. Se grita sin hacer. Se habla sin decir. Es, además, el país de “y tú más” ya que, si al que ha votado, es un corrupto, con decir: “sí, pero los tuyos han robado más” y enumerar una interminable lista con los desmanes realizados por “los otros” salvamos de la quema a nuestro partido. Haciéndonos creer que “los nuestros” son los buenos.  Así tendremos la conciencia tranquila por votar lo votado.
Así que, siéntense a observar y escuchar cómo los votantes, afiliados o no, de los partidos repiten hasta la saciedad las consignas lanzadas por sus líderes. Son autómatas. No les rebatan nada, es más gracioso así. De hecho, por asentir mirándoles muy fijamente sin decir nada, me han ofrecido el carné de varios partidos políticos. Les va la gente así. No les gusta la gente con ideas propias. Han de ser inocentes y tiernos. Fáciles de manejar y manipular. Que admiren al líder y que no disientan del pensamiento único. Con boca cerrada y ojos muy abiertos. Como el chiste del señor que se compró un búho creyendo que era un loro y le preguntó la mujer: Pepe, ¿habla el loro? Y él contesta: No, pero se fija que no veas.

2 comentarios:

  1. Pues hoy no estoy muy de acuerdo contigo. Verás, no creo que la gente esté cruzada de brazos. La gente no es responsable de que la engañen, eso es culpar a la víctima que sí ha protestado como debe hacerse en una democracia, acudiendo en masa a manifestaciones. Así que en lo único que coincido es en que nadie parece saber cuál puede ser la solución a la situación del país.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, yo creo que la gente mide sus palabras dependiendo de lo que piense el líder del partido al que ha votado o del que es afiliado. Si no ¿en qué cabeza entra que haya gente que defiende las políticas llevadas a cabo por los distintos gobiernos que hemos tenido y repitiendo como papagayos las consignas de los brotes verdes, desaceleraciones y demás paparruchas? Yo, precisamente, creo que este es uno de los mayores cánceres de España. Afiliados y votantes siguiendo a rajatabla los dictados del partido sin ser capaces de disentir. No digo que no se haya hecho nada, se han intentado muchas cosas pero, al ser tragadas y digeridas por los partidos políticos para que no lleguen a hacerles daño, no han llegado a nada. Digo que los que sí han hecho son honrosas excepciones. Y digo que España es un país que amaga y no da. Nos sentamos a ver qué hacen de nuestras vidas los políticos sin darnos cuenta que nuestras vidas nos pertenecen y que ellos están a nuestro servicio. Un saludo, Gala, y me encanta que disientas.

    ResponderEliminar