Vi en un documental de televisión
cómo muchos españoles en los años, treinta, cuarenta, cincuenta y posteriores,
se vieron obligados a marchar de España y así labrarse un porvenir, empezando
desde cero, por la dictadura franquista. Ahora veo un paralelismo bastante
claro y aterrador, a mi modo de ver, porque se ha instaurado la dictadura de la
estulticia. No permitiendo que nuestros mejores valores triunfen, destaquen o,
simplemente vivan, en nuestro país. Cuando nuestros mejores mimbres se van, y
se queda la morralla, el futuro que nos espera no parece ser muy halagüeño. De
modo que este es un mensaje para mi hermana Laura. Deseo, de todo corazón, que
hagas la maleta y hagas tu vida, y la de tu familia, lejos de este país de
mentecatos y estultos ¿que por qué?
Porque se vanaglorian de ser éste
el momento de la historia en que más titulados universitarios surcan las calles
de nuestras ciudades. De tener, como dicen ellos, la generación más preparada
de la historia. Pero no comentan nada de que estos jóvenes tiene un nulo
reconocimiento; ínfimas, o ningunas, posibilidades laborales; oscuras, en el
mejor de los casos, perspectivas y ningún futuro. Lo que está haciendo que, de un
tiempo a esta parte, la siguiente generación se pregunte si, de verdad, merece
la pena prepararse, formarse y cultivarse. Cuando el resultado va a ser que los
ingenieros se encontrarán y hablarán de sus cosas en la cola del paro. El
químico, al ver a un licenciado en historia, le preguntará: ¿La hamburguesa la
quieres con queso? Mientras el iletrado sale triunfante en televisión contando
su vida sexual.
Porque, además de haber visto la
incapacidad que tiene nuestra sociedad de integrar dicha generación en un mercado
laboral en plena convulsión (situación, además, agravada por el miedo que tiene
el empresario español de que, sabiéndose inculto, venga alguien que tiene una
preparación a discrepar de sus decisiones en su empresa. Como que no. ¿Allí donde
se siente poderoso que le demuestren no es el dios que él se cree sino un
mentecato beneficiario del boom del ladrillo más? No puede ser) Si, además de
la no inserción en el mercado laboral, cuando sí se lucha por la reinserción de
presos, y no se hace igual por nuestros titulados, algo falla. Digo que,
además, estas generaciones ven el sangrante ejemplo de gente que “triunfa” por
su capacidad para arrodillarse o abrirse de piernas y contarlo todo con pelos,
ingles brasileñas mediante, y señales, en televisión. Luego es gracioso ver cómo,
a los presentadores de estos bodrios televisivos, se les pone la vena del
cuello como a Camarón de la Isla cuando cantaba, echando espuma por la boca, defendiendo
que lo suyo no es televisión basura.
De modo que ¿para qué, tras
estudiar veinte años se van a querer quedar en España? ¿Para obtener un título
que no sirve de nada y ningún futuro? Si no se asegura su inserción laboral; si
se ningunea el título obtenido porque estamos dando mayor valor a quien cuenta
un escarceo sexual en televisión que a quien investiga la vacuna del sida
porque ¿cuántos investigadores han presentado las campanadas desde la puerta
del sol? Lo mejor es inscribirse en un gimnasio. Allí encontraremos al próximo
famoso de televisión. Compartamos unas sesiones de rayos uva e intercambiemos
fluidos. Así, recopilando todos los detalles, nos aseguraremos nuestro futuro.
Porque después llamaremos a las televisiones basura para contarlo con todo
detalle. Así que, es mejor emigrar, Laura. Porque ¿acaso lo de este país, que
fue cuna de Cervantes, Lope de Vega, Unamuno, Pío Baroja o Garcilaso, no es
para emigrar?
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