9/1/13

¿Quién teme al lobo feroz?



Fue el día 27 de Diciembre de 2012 cuando el presidente de la Comunidad de Madrid, al que nadie ha elegido sino como parte de una lista cerrada, dijo que habría que regular el derecho de huelga. Me llena de estupor semejante afirmación y, más si cabe, en un dirigente político. Pero, más aún, cuando no es la primera vez que se escucha este mensaje desde su partido. Demuestra, muy a las claras, que este señor (hablo así, en singular, porque prefiero pensar que es una carencia personal y no de la totalidad de su partido) es incapaz de entender el mensaje que le lanza una parte de la población, cada vez más numerosa, que no está de acuerdo con la gestión política y social que se está llevando en la comunidad autónoma que regenta él y la del gobierno nacional que también ostenta su partido. Es decir que, en lugar de tomar en consideración lo que dicha parte de la población más o menos vociferante, poco violenta y muy indignada, opina (entre los cuales sé que hay votantes de su partido que se sienten engañados, ninguneados, estafados y menospreciados) la solución que toman y la respuesta que dan es que hay que regular su derecho a la pataleta. Hombre, cuánto menos es indignante, señor González. Dedíquense, señores políticos, a escuchar lo que les dice la población, sean o no votantes suyos, e intenten gobernar para todos, no para los suyos. Ni siquiera para los oligopolios que manejan el cotarro en todos los partidos políticos que son para los que, en realidad, todos gobiernan. Atrévanse a ponerse de parte de sus votantes de verdad de una santa vez. Aunque a los políticos, eso de la valentía les venga grande y lo vean de lejos.

Yo que soy un habitual de la prensa en general, leí una entrevista a mi admirado Arturo Pérez Reverte, en la cual el escritor afirmaba que, cuando un político pierde el miedo se convierte en un canalla. Tras escuchar dicha opinión que, además, comparto absolutamente, me pregunté ¿de qué puede tener miedo esta casta política si maneja la opinión pública, elige a los miembros del Consejo General del Poder Judicial y al presidente del Banco de España? Evidentemente su lobo feroz debería ser la respuesta social, pero si hasta eso quieren regular ¿quién narices les vigilaría? Entiendo que uno de los problemas de esta España es que nuestros dirigentes no ven las orejas al lobo y, si las ven, quieren crear leyes para cortarlas y colgarlas cuál trofeo en la pared de su despacho junto al título de campeón de mus de Villamor de Cadozos, alimentando su ego. La clase política, así generalizando, que tenemos en este país, es detestable. Pero el problema no es sólo ese, de hecho, yo cada vez veo más claro que lo que hay que cambiar es el sistema.

El miedo es el que hace que un político haga bien su trabajo. Pero el miedo bien entendido, claro. El miedo a las leyes que, al ser elaboradas por ellos mismos, hacen a su antojo para que les protejan a ellos mientras nos mienten descaradamente con eso de la igualdad de la norma para todos. El miedo a ser detenidos pero como son aforados la ley, si bien sí es igual para el resto, es muy distinta para ellos. El miedo, entonces, a un lobo feroz. Pero, como he dicho antes, ellos, cuando sienten que les acecha un lobo feroz, le cortan la cabeza y la exhiben como trofeo en su lujoso despacho que nosotros mantenemos con nuestros impuestos, a modo de advertencia para otros posibles lobos que piensen en intentar aullar a su lado amenazando su parcela de poder. Les invito a que aullemos todos a una ¡Auuu!

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