7/2/13

Debate sobre el estado de la corrupción.

Sí, vale, los míos están inmersos en casos de corrupción, pero los malvados son ellos porque lo hicieron primero. ¿Les suena? Pues así, justificando una y mil veces la corrupción que existe en España porque el de enfrente lo ha hecho también, se pasan la vida los simpatizantes, afiliados y, en el mayor de los casos, votantes de uno u otro partido, repitiendo hasta la saciedad el mantra dictado por los oligopolios que manejan a uno u otro partido político. 

Si dice que los casos de los ERES andaluces son una vergüenza le tacharán de fascista, le dirán que usted es un pepero, que los del Partido Popular no son los adalides de la honradez, que tienen mucho que callar y que, además, son nietos de los que estuvieron en el gobierno de Franco. Hay cosas que, por mucho tiempo que pasen no van a dejar de ser un mantra para los simpatizantes de ese partido que se dice socialista y que se autoproclama obrero, cuando de obrero tiene lo que yo de champú de huevo.
Es gracioso, por no decir que repugnante, ver cómo gente que ha estado en los gobiernos salpicados por los casos de corrupción de los ochenta, es decir, Alfredo Pérez Rubalcaba, se alza como fiscal anticorrupción que con su inmisericorde dedo señala las pajas en los ojos ajenos, sin ver las vigas en los propios. 

En cambio, si se le ocurre a usted, criticar el caso Gürtel como uno de los mayores casos de corrupción en España, le nombrarán sin estupor y sin rubor alguno, los casos Filesa, ERES y demás. Así, de corrido. Y le dirán que si le parece bien que, mientras unos han robado, malversado, choriceado o adquirido ilícitamente, veintidós millones de euros; los otros, los malos, los sinvergüenzas y ladrones del PSOE, con sus casos de corrupción, han choriceado, rapiñado, robado, malversado o adquirido ilícitamente, unos mil millones.

Es, también desternillante, por no decir que asqueroso, ver cómo, cuando José María Aznar llegó al poder había una cuantía mínima de cincuenta mil euros para considerar delito contra la hacienda pública el desvío de capitales y, en su mandato, subió ese mínimo a ciento veinte mil euros. Viendo estos lodos, me hacen pensar que aquéllos polvos allanaban el camino a los Bárcenas que vinieron después.

Es tragicómico ver cómo los sindicatos de España se posicionan del lado de unos alejándose de otros, mientras el obrero, el de verdad, sigue desamparado porque nadie le defiende de unos sindicatos apesebrados y vendidos ni de una patronal chupóptera y sinvergüenza. No en vano, el anterior presidente de dicha patronal está entre rejas. Ver cómo han salido a la calle esos sindicatos contra una reforma laboral que no beneficiaba a nadie, y, posteriormente verlos utilizar los beneficios que dicha reforma les reportaba para echar a la calle a sus trabajadores con 20 días de indemnización. Muy consecuentes ellos, sí señor.

También es gracioso ver cómo el señor Urdangarín está cada vez con los zapatos más manchados del barro de sus corruptelas y, por ende, ensucia a la casa real. Pero va a esquiar y al balonmano como si tal cosa. Si yo estuviese implicado en semejantes casos se me caería la cara de vergüenza. Pero eso, se tiene o no, viene de cuna. No se consigue con los braguetazos de un duque empalmado ni lo otorgan tus afiliados.

1 comentario:

  1. Pues eso que acabo de leer, exceptuando los nombres, podría decir que ocurre también en Venezuela, la corrupción, la codicia, el amor al poder se han apropiado de todos los entes públicos y privados, no tendremos realeza, pero es como que la hubiera, pues ahora el poder (no el gobierno, que este es un desgobierno) se traspasa por gracia, no por elecciones claras o guiadas por la constitución.
    No puedo opinar de la política española porque he sido atacada por españoles por hacerlo, así que me abstengo, dada la gran ignorancia que proyecto, al menos, eso fue lo que me dijeron.
    Gracias por invitarme a participar.

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