18/9/13

¿Sueños rotos?

En un país tan polarizado como España no puede sorprendernos el poco apoyo que obtienen las iniciativas realizadas.

Si los miembros de un bando determinado llevan a cabo una iniciativa, aunque sea buscando el bien común, el bando contrario ninguneará y no prestará su apoyo dejando la iniciativa en agua de borrajas. A no ser que ese apoyo redunde en el beneficio de alguna iniciativa que, a su vez, vaya a realizar esa otra pandilla de la que obtengan un rédito político determinado.

En un país tan infectado por la corrupción como España, no puede sorprendernos la cantidad de chupópteros y vividores que se arremolinarán en torno al grupo impulsor de la iniciativa antedicha, con el fin de intentar obtener cualquier tipo de beneficios. A mí, esta gente me suele recordar a las palomas que sobrevuelan algún banco de cualquier parque donde haya una persona echándoles migajas. Están ahí, esperando las migajas en forma de subvenciones, sueldos extras y demás propinas a recibir por prestar en muchos casos sus caras bonitas.

En un país cuya población joven está tan sumamente preparada, o eso nos dicen, nos tiene que llenar de estupor, rubor y hacer que nos llevemos las manos a la cabeza, ver cómo quiénes representan a todos los ciudadanos en estas iniciativas impulsadas por ellos mismos, son las personas menos preparadas de cuántas pueden abundar por nuestro país. Dejándonos a todos en ridículo y demostrando que el principal problema de España es que sus élites están peor preparadas que sus bases.

En un país en el que los telediarios siempre al dictado de sus mecenas políticos, nos lanzan mentiras ilusionantes para hacernos partícipes de la iniciativa que han tenido a bien impulsar ellos mismos. Mentiras que sólo los mecenas se creen. Ni puede ni debe sorprendernos que la realidad nos golpeé abruptamente una y otra vez, en una mejilla haciéndonos voltear la cabeza para el otro lado y, al recibir una nueva bofetada, voltear de nuevo la cabeza. Y así, de momento, hasta tres veces.

En un país en el que la autocrítica es una quimera imposible de encontrar, no puede sorprendernos que después de una derrota en Eurovisión, los Óscar, el festival de Cannes o la elección de Miss Universo busquemos mil y una excusas intentando demostrar que todo es por politiqueo.

En un país en el que no hay trabajo, las mentiras llenan los telediarios, la crisis económica no tiene brote verde ni gris, y la crisis de valores afecta a todos los estamentos de la sociedad, no puede sorprendernos que nunca nos den unos juegos olímpicos. Ni se trata de politiqueos ni de que el presidente saliente tenga odios viscerales contra España, ni de que Francia quiera los juegos del año pun y entonces no nos votan porque les beneficia. Se trata, ni más ni menos, de que el proyecto presentado era peor y de que son incapaces. Incapaces para poner a todo el mundo en común apoyando este proyecto, pilar fundamental sobre el que tendrían que trabajar para construirlo. Ah, y por favor, cuando tiren para atrás una candidatura suya por el dopaje, el terrorismo, la crisis o la razón que les den, hagan algo al respecto, si verdaderamente quieren que les den unos juegos. No intenten disfrazar sus carencias preparándose las respuestas para engañar al COI, aunque en las elecciones al gobierno les valga, en otros sitios no cuela. Después no busquen excusas, por favor, que resulta patético.

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